El diagnóstico del síndrome de Marfan afecta a toda la familia. Algunos padres pueden experimentar temporalmente tensiones en su relación cuando se enteran de que su hijo o hija tiene síndrome de Marfan. Necesitan hablar y transmitirse tanto sus esperanzas como sus temores. Los abuelos se culparán de la enfermedad del nieto o culparán a la “otra familia”. Con frecuencia no comprenden el diagnóstico, niegan la realidad o ponen sus esperanzas en la versión más favorable de un conocido o una cura milagrosa. Si los abuelos están presentes cuando se conversa sobre el síndrome de Marfan, podrían adaptarse más rápidamente y esto ayudaría también a los padres. Los hermanos y hermanas que no están afectados también necesitan ayuda. Se pueden sentir culpables de haberse “librado” del síndrome o temer que aun puedan adquirir el mismo trastorno. Pueden necesitar la atención de los padres para hablar de sus sentimientos, para hacer preguntas o para asegurarse de que los padres tienen tanto interés en ellos como en un hermano o una hermana afectados.